martes, 6 de abril de 2010

La novela policíaca, una introducción


La novela policíaca es como esos conjuntos matemáticos que nos enseñaban en el colegio, con subconjuntos redonditos que llevan la etiqueta de novela negra, novela de enigmas, novela de espionaje, cómic negro, novela gráfica negra, thriller, etc…

Si lo reducimos a su DNI, la novela policíaca sería el género narrativo cuya trama se basa en la resolución de un misterio (con “fiambre” o “fiambres” de por medio) y un protagonista que suele ser un policía o un detective, un sabueso que sigue las pistas hasta desenmascarar al culpable, muchas veces recurrente en otros libros del mismo autor.

Dicen que la primera historia de este género es Los crímenes de la calle Morgue, de Edgar Allan Poe, esa obra tan curiosa en la que al final el malo es un mono y cuya conclusión siempre me ha resultado algo decepcionante, no sé, tengo que confesarlo. Luego vino Sherlock Holmes, el de verdad, el atormentado y adicto al opio, el que asiste a un concierto de Pablo Sarasate en la historia titulada La liga de los pelirrojos, que me disculpen el salto terruñero. Y qué decir de Agatha Christie, con ese belga tan gabacho de Hércules Poirot y Miss Marple, a la que yo siempre me imagino regando unas hortensias azuladas y perfectas.

Esto es lo que se llama la escuela británica. Estas novelas recrean ambientes de la alta sociedad, los crímenes son refinados (el veneno en la tacita de té) y no dan miedo, ni asco, ni sentimos pena por las víctimas. Las matan para que sigamos las pistas, para que juguemos al sudoku de la lógica.

El género evolucionará a formas narrativas más complejas y surgirá en Estados Unidos el subgénero de la novela negra. Pensemos en Raymond Chandler y Dashiell Hammett. El telón de fondo de los crímenes será sórdido, de los bajos fondos, y el héroe cínico, desencantado, tendrá que hacer frente en soledad al criminal, pero también al poder corrupto. Es Philip Marlowe, o su alterego Humphrey Bogart, en El halcón maltés, en El sueño eterno.

A día de hoy, el género se ha convertido en un gran espacio abierto donde cabe casi de todo. Es difícil encontrar libros puros, en los que sólo haya novela de enigmas o novela de detectives o novela negra, y muchos de las obras que no se encuadran en esta categoría se sirven de ingredientes del género. Lo cierto es que si hubo una época entre los años 60 y los 80 en los que la novela policíaca en toda su extensión experimentó una cierta crisis, en nuestros días vuelve con fuerza. Pásense por una librería y encontrarán sin duda una sección dedicada a este género.

Porque en la ficción, un buen crimen de vez en cuando sienta muy bien.

Elemental, mis queridos amigos.

Si queréis ver el vídeo de la primera parte de este programa (31/03/2010), pinchad aquí.

2 comentarios:

  1. Es cierto que entre los 60 y 80 la novela policíaca sufrió una cierta crisis, pero siempre me ha parecido curioso que es precisamente durante estas décadas cuando se popularizan las adaptaciones de esta literatura para la televisión con series de primera calidad como la británica de Sherlock Holmes (caracterizado por el más que convincente Jeremy Brett), de la cual se hizo "el regreso de Sherlock Holmes" tras el éxito obtenido. No solamente hubo adaptaciones, también para la televisión se crearon personajes y tramas con absolutamente todos los ingredientes tradicionales, como fue la sobresaliente serie estadounidense Colombo. Claro que es la época dorada de las grandes series para la televisión. Tampoco debemos olvidar la popular obra de los setenta de A. Shaffer, "La Huella" llevada al cine en el 72, con un espectacular duelo interpretativo protagonizado por Michael Caine y Laurence Olivier. Perdonadme el salto a lo audiovisual.

    ResponderEliminar
  2. La serie de la BBC que comentas es buenísima. Muy bien ambientada. Estamos en la novela detectivesca por antonomasia: lo importante es seguir las pistas, la deducción.
    Colombo funciona de la misma manera pero al revés: el espectador es testigo de cómo se planea el crimen, conoce al culpable y el placer surge por saber cómo va a ser capaz Colombo de llegar hasta él, cuál es el cabo suelto que ha dejado.
    Gracias por las referencias.

    ResponderEliminar