miércoles, 14 de marzo de 2012

Wells Tower, Todo arrasado, todo quemado


Sin duda, este es uno de los libros de relatos que más me han gustado en lo últimos tiempos. Y nos lo trae Wells Tower (Vancouver, 1973), un desconocido -hasta ahora- autor menor de cuarenta años, que publica este primer libro, estos nueve cuentos de los cuales ninguno tiene desperdicio.

Todo arrasado, todo quemado es, además, el título del último de los relatos, quizás el más extraño, una historia de vikingos en un pasado remoto, que parece no encajar con el resto del volumen. Porque lo que predomina en esta obra son esas historias cotidianas que nos encantan, plagadas de relaciones familiares y sus traumas (el reencuentro de dos hermanos con relaciones tirantes en “Retiro”), de personajes perdedores que vagan a la deriva, de pequeños fracasos y frustraciones de la vida cotidiana. Son cuentos en los que casi siempre hay un triángulo protagonista, tres personajes que entran y salen de las vidas de los otros haciendo ruido y causando destrozos emocionales.

Una mirada particular al mundo de la infancia (en lo relatos “Leopardo”, “En la feria” o “La América salvaje”) inunda también estos relatos, en los que todo encaja, todo tiene un sentido.

Altamente recomendable.


Si queréis ver el vídeo de la segunda parte de este programa (07/03/2012), pinchad aquí.

lunes, 12 de marzo de 2012

Sebastián Roa, Venganza de sangre


De vez en cuando cae en nuestras manos una buena novela histórica y la lectura se precipita.

En la convulsa Europa de la Edad Media, un joven se debate entre su deseo de forjar su propio destino y su deber de acometer la venganza de sangre contra aquellos que en el pasado mataron a sus padres. Esta es la historia de Blasco de Exea, un honorable caballero convertido en monje templario en el peor momento de la historia del Temple, cuando la Orden peligra y su disolución violenta se acerca.

Con la trama de Venganza de sangre viajaremos por diferentes escenarios (Malta, Aragón, Cerdeña, Escocia, Valencia, Sicilia…) y, como sucede en las novelas históricas de calidad, transitaremos por la Historia con mayúsculas, la de los grandes hombres, los reyes, los poderosos que hacen y deshacen, los entresijos de la diplomacia palaciega y las campañas de conquista en los albores del siglo XIV, unos años en los que el Mediterráneo no era, precisamente, el mar en calma donde veraneamos.

Sebastián Roa (Teruel, 1968) posee ya tres novelas en su haber y varios premios que acreditan su solvencia literaria. Además, esta última luce un prólogo excelente, nada menos que de la pluma de José Luis Corral, por si faltasen atributos, que no faltan. Pero quizás, más allá de todas las virtudes, de la buenísima documentación, las batallas y los duelos de esgrima, lo que agradecemos al autor es ese ritmo que ha conseguido en la novela, por el que no puedes dejar de leer las aventuras de Blasco y, sin embargo, te obliga también a ralentizar la lectura y a disfrutar de la ambientación y del lenguaje medieval, riquísimo.

Si queréis ver el vídeo de la primera parte de este programa (07/03/2012), pinchad aquí.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Programa especial: Segunda residencia




Por fin ha llegado a las librerías Segunda residencia (Tropo Editores). Con este motivo, cambiamos por un día las recomendaciones de lecturas ajenas para ofreceros una entrevista sobre mi segundo libro y el primero de género narrativo.

En la entrevista desgranamos las principales características de los trece cuentos que forman el volumen, las historias y los personajes que habitan las estancias de esas dos casas tan sugerentes de la ilustración de la portada, obra de Oscar Sanmartín.

A la espera de que lo leáis y hagáis vuestra esta ‘segunda residencia’, os dejo el enlace a la entrevista.


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martes, 17 de enero de 2012

Kazuo Ishiguro, Nocturnos


A pesar de su nombre y de su aspecto, Kazuo Ishiguro (Nagasaki, 1954) es un autor profundamente británico. Con seis años se trasladó a Londres, donde vive en la actualidad, y recibió una educación por completo inglesa. En su haber está la maravillosa novela Los restos del día, cuya adaptación al cine, con Emma Thompson y Anthony Hopkins, es más que recomendable.

En Nocturnos, aparecido en Anagrama en 2010, encontramos, como dice su subtítulo, cinco historias de música y crepúsculo, entendido como crepuscular el tono, de fracaso generalizado, de confrontación de las promesas de juventud con los desengaños que va alimentando el tiempo. Estamos, por tanto, ante un libro de relatos, de esa longitud tan querida por los autores anglosajones, cuentos de cuarenta a cincuenta páginas al estilo de Alice Munro, que se leen como variaciones musicales de un mismo tema. Como nexo común, la música y los músicos: un músico callejero en Venecia, un saxofonista en una clínica de cirugía plástica, un violonchelista que conoce a una extraña mujer, dispuesta a darle consejos para mejorar su técnica, entre otros. Todos ellos intentando emerger de un mar de dudas, hacia un futuro (o un pasado) mejor, más exitoso, más feliz, en suma. Y, sin pretenderlo, resultando en ocasiones ridículos, como solo el ser humano puede serlo.

Finales abiertos y ambiguos, con ese punto de desasosiego que nos gusta, sin catarsis, en una escritura de la sutilidad, de la insinuación y del esbozo. Y algo a lo que, quizás, no estamos muy acostumbrados: escenas humorísticas, de corte sarcástico, para darle el toque british al asunto...


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Pascal Quignard, Todas las mañanas del mundo


La pregunta de por qué hay autores extranjeros de calidad y éxito en sus países y casi desconocidos en España es algo de difícil explicación. Las causas permanecen, en muchos casos, ocultas a la lógica. Esto ocurre con Pascal Quignard (Verneuil-sur-Avre, Francia, 1948), escritor, filósofo, músico muy culto (toca el piano, el órgano, el violonchelo y el violín). En su haber, varios ensayos y una larga lista de novelas, la mayor parte breves (no llegan a las 100 páginas en muchos casos), en las que la reflexión se filtra entre la trama, con un estilo poético de frases cortas, contundentes, sensoriales.

En la novela breve Todas las mañanas del mundo (1991), de la que hay película, por cierto, protagonizada por Gérard Depardieu y con banda sonora interpretada por Jordi Savall (en sí misma recomendable), nos trasladamos al siglo XVII, cerca de París, donde vive el señor de Sainte Colombe, un austero maestro de viola de gamba, que vive sumido en la tristeza desde la muerte de su esposa. La música es su único consuelo, así como sus dos hijas, con las que interpreta las obras que compone. Su fama llega a oídos del Rey, que lo quiere en la Corte, pero el maestro rehúsa la invitación para recluirse a tocar la viola día y noche, en la cabaña del jardín. Hasta que un día Marin Marais, un joven aprendiz de viola de gamba codicioso de éxito y reconocimiento, le pide ser su discípulo.

Quizás lo más interesante de la novela sea la relación entre el enigmático maestro y el impetuoso joven, quien deberá aprender que solo a través del alma, y no de la técnica, deja uno de “hacer música” para “ser músico”. También impera en este libro la marca de la casa de Pascal Quignard, esa escritura en claroscuro (como en un cuadro de De la Tour), entre brumas (como en las pinturas de Claude Le Lorrain), que, en su registro intimista, transmite cierta tristeza, cierta soledad, esa melancolía de lo bello.

Esta novela resulta difícil de encontrar en librerías. Digamos que los libros de Quignard no están apilados cual ladrillos formando una torre con carteles promocionales. Vaya meditando alguna editorial española su reedición como merece.


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jueves, 29 de diciembre de 2011

Jon Bilbao, Padres, hijos y primates



En verano, tardé dos días en retomar el ritmo habitual después de llegar al final del cuento “Soy dueño de este perro”, de Bajo el influjo del cometa (Ed. Salto de Página, 2010). Este es el efecto que causa Jon Bilbao (Ribadesella, Asturias, 1972) y es estupendo.

Su última novela se titula Padres, hijos y primates. Publicada también en Salto de Página, en marzo de 2011, cumple con creces esas expectativas que nos marcamos los que lo seguimos.

El protagonista de la historia es Joanes, un antiguo alumno de la Escuela de Ingenieros que parecía tener un brillante futuro por delante que no se ha cumplido (apuntemos el dato del fracaso), que se ve arrastrado a una boda en Cancún bajo la amenaza de un huracán. Los turistas deben desplazarse al interior del país y Joanes tiene que conducir por una carretera de mala muerte, donde ocurre un incidente extraño. Poco más adelante se topará con un profesor de la universidad, que ha tenido cierta importancia en el pasado del protagonista. Y hasta ahí podemos contar.

Le queda al lector por descubrir qué ocurrirá con la situación límite, en esa atmósfera inquietante, opresiva, en la que varias amenazas se ciernen sobre el protagonista (el huracán, un pasado que vuelve, el tour de force con el profesor, etc). Y sobre el lector, puesto que en los libros de Jon Bilbao no hay escapatoria posible, ni siquiera al otro lado de la página.

Otra intensa muestra de lo que es capaz de hacer este narrador, con su estilo sereno, fluido, honesto y coherente en sus tramas, en las que la tensión fluye, como un río oscuro y subterráneo que nos fascina y al que no podemos dejar de mirar.


Si queréis ver el vídeo de la segunda parte de este programa (21/12/2011), pinchad aquí.

J.D. Salinger, El guardián entre el centeno



Bajo este misterioso título, se esconde un clásico de la literatura norteamericana, muy recomendable para aquellos que hayan visto esta novela solo desde el asiento de atrás, desde el mito del asesino de John Lennon o las excentricidades de su autor, J.D. Salinger (1919-2010).
Si bien es cierto que se ha escrito mucho sobre ambas cuestiones, El guardián entre el centeno es una historia sencilla y que funciona, un relato en primera persona en la que el protagonista, Holden Caulfield, nos narra cómo es expulsado del colegio y decide pasar un fin de semana “de aventura” en Nueva York, antes de volver a casa y que sus padres se enteren de su expulsión.
El joven Holden tiene algo de adolescente irónico y resentido, hostil hacia el mundo de los adultos, hacia la generación que lo precede. Quizás porque en 1951, año de la publicación de la novela, los jóvenes habían perdido el tren de la heroicidad. Un ejemplo de esos personajes que tanto nos gustan, un personaje varado, confuso en un mundo que no lo comprende, sobre el que pasa sin hacer ruido.


Si queréis ver el vídeo de la primera parte de este programa (21/12/2011), pinchad aquí.