viernes, 25 de febrero de 2011

Italo Calvino, Los amores difíciles


Italo Calvino (Cuba, 1923 – Siena, 1985) es, sin duda, uno de los pilares de la literatura italiana del siglo XX. Dejó en suspenso sus estudios de agrónomo a causa de la II Guerra Mundial y se graduó en Letras años después, con una tesis sobre Joseph Conrad. ¿Quién no recuerda sus personajes fabulosos de El vizconde demediado, El barón rampante, El caballero inexistente?

En primero de carrera, un profesor escribió su nombre en la pizarra y, de este modo, yo lo descubrí. Leí con avidez todo lo que de él caía en mis manos, sin hacer distingos entre ensayos, cuentos o novelas. Guardo buenos recuerdos de aquellas lecturas febriles, pero Los amores difíciles (1970) es el libro que mejor ha cumplido años conmigo.

Reeditado en 2009 por Siruela, recoge trece cuentos, trece historias sencillas sobre la ilusión del amor y sus trabas. Uno de mis favoritos quizás sea el titulado “La aventura de un matrimonio”, donde el obrero Arturo Massolari, trabajador nocturno, deberá convivir con la sombra diurna de su mujer, que se levanta de la cama cuando él se acuesta. O “La aventura de un viajero”, en el que se narra el incómodo recorrido en tren de un hombre enamorado, con la esperanza de encontrarse con su novia, que vive en otra ciudad.

Relaciones titubeantes que empiezan, parejas condenadas a la brevedad, a la inmediatez, a la imposibilidad. Y, sin embargo, la esencia del amor permanece, ese gozo de amar (un poco difuso a veces), de que el ser amado exista, aunque el vínculo sea fugaz o esté torpedeado por las responsabilidades, la distancia, la diferencia.



Si queréis ver el vídeo de la segunda parte de este programa (23/02/2011), pinchad aquí.

David Gilmour, Cineclub


¿Cuántas novelas han sido llevadas al cine? Muchas. Pero, ¿y si formulásemos la pregunta al revés? Entonces, toparíamos con Cineclub, de David Gilmour (Ontario, 1949), una novela autobiográfica hecha a partir de muchas películas.

En ella, David Gilmour se narra a sí mismo y los tres años que pasó viendo películas, en su cineclub familiar, junto con su hijo Jesse, un adolescente que pierde interés por los estudios y abandona el instituto. A través de títulos clásicos y modernos, de factura europea, japonesa o americana, de directores como Hitchcock o Tarantino, padre e hijo reflexionarán sobre la técnica del lenguaje cinematográfico (los planos) o las razones por las que un personaje reacciona de una determinada manera.

A caballo entre el testimonio, el ensayo y la novela, Cineclub se ha convertido en una lectura llena de admiradores. Su autor, periodista, escritor y crítico de cine, posee un estilo sencillo y cuidado a la vez. Al principio, nos engancharán las referencias a películas clásicas que todos hemos visto ("Los cuatrocientos golpes", "Qué bello es vivir", "Ladrón de bicicletas", "Ran"…). Después, será la buena mano del novelista, las tramas, los personajes, los que nos revelarán que las películas son sólo una anécdota para contar una historia sobre padres e hijos, educación y convivencia.

Una novela solvente, de amena lectura, y un libro muy recomendado para ese amigo cinéfilo, que se ha visto todas las películas, las malas y las buenas, las antiguas y las modernas, que es capaz de recordar escenas y disfruta hablando de ellas. Pero también, una reflexión en torno a la necesidad de la presencia de los padres con su tiempo en la educación de los hijos. Casi nada.

Si queréis ver el vídeo de la primera parte de este programa (23/02/2011), pinchad aquí.