viernes, 8 de octubre de 2010

Alexandre Dumas (hijo), La dama de las camelias


Inauguración de la temporada 2010-2011 con un clásico de la literatura francesa y, sobre todo, con una gran historia de amor. Para empezar con buen pie tras las vacaciones, que ya llegarán los asesinatos y los personajes despreciables, las tramas inquietantes. Eso os lo garantizo.

Alexandre Dumas (1824-1895) vivió a la sombra de su gran padre (y lo de grande lo digo en todos los sentidos), pero con su novela La dama de las camelias el hijo mató al padre, o al menos logró algo que todos los escritores de verdad desean: desaparecer detrás de su obra. Todos los que hemos leído La dama de las camelias, nos imaginamos a Marguerite Gautier caminando por los Campos Elíseos (o a la “Traviata” Violeta Valéry en la casa de campo junto a su Alfredo, que tanto monta) y hemos olvidado al genio creador. ¡Qué gran premio!

Que nos sintamos conmovidos por los amores trágicos de Marguerite Gautier y Armand Duval, en algo más de doscientas páginas, no deja de ser magistral. No lo logran algunos venerados “tochos” amorosos en quinientas. La novela está plagada de ingredientes que funcionan: la tuberculosis que aqueja a la heroína, la oposición del padre, el sacrificio y los celos, el cariño sincero de los jóvenes con el que el lector empatiza a la primera de cambio.

Cenicienta moral con final infeliz: los enamorados no comen perdices sino que acaban desapareciendo tras la bruma de un cementerio parisino, pudiera ser Montmatre. De vez en cuando no viene mal una dosis de romanticismo, ¿no?


Si queréis ver el vídeo de la primera parte de este programa (06/10/2010), pinchad aquí.

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