miércoles, 26 de mayo de 2010

Carmen Laforet, Nada


Junto con Últimas tardes con Teresa, Nada es una de esas novelas que marcan un antes y un después en las lecturas juveniles, aquellas que leemos en el instituto, más por obligación que por otros motivos, y que nos abren la puerta a las novelas “de mayores”.

Carmen Laforet también era joven cuando la publicó: veintitrés añitos que dan miedo. Luego escribió más cosas, pero tal vez nada comparable a esta primera historia, la historia de Andrea y su primer año de universidad, que le valió el premio Nadal en 1944. Eran otros tiempos, en los que los grandes premios podían ser conquistados a veces por pequeños desconocidos.

Nada tiene mucho de Carmen Laforet y quizás esto la aparte por fortuna de las corrientes de realismo existencial de la época (Cela, Delibes). La novela se sitúa en las calles de la Barcelona de posguerra, pero ésta es una historia distinta, intimista, individual, en la que la perspectiva de Andrea lo tiñe todo. La seguimos a sus clases de la universidad, en el ambiente opresivo y oscuro de la casa familiar en la calle Aribau, junto a su amiga Ena en los barrios altos de la burguesía catalana. Y más allá.

El lector no será ajeno a las atmósferas, brillantes unas, asfixiantes otras, gracias al estilo fotográfico, sencillo, claro, con el que se nos transmite la historia. Una novela sobre la maduración y el descubrimiento de la vida, a veces tan en conflicto con las ilusiones de la juventud.

Si queréis ver el vídeo de la primera parte de este programa (12/05/2010), pinchad aquí.

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